La parcela en la que se construye el centro de día, muy próxima y ligeramente elevada sobre el curso del río Avia, tiene un fuerte desnivel natural transformado mediante un sistema de terrazas escalonadas llamadas socalcos formados por muretes de mampuestos de granito, un sistema tradicional muy habitual en esta región de viñas que permite disponer de terreno cultivable en parcelas en las que la pendiente impide su explotación.
Estas terrazas tradicionales ascendentes hacía el Norte, y las vistas sobre el río al Sur, nos sugieren encajar el edificio como una terraza más para posteriormente reconstruir los socalcos existentes con piedras propias encontradas en la parcela y otras procedentes de construcciones en ruinas del entorno.
La sala polivalente y los espacios de relación exteriores, que están completamente volcados hacía el río, disfrutan de las vistas y de la orientación sur sureste, mientras que las actividades que requieren más privacidad como el comedor, la consulta médica y la sala de rehabilitación, se desplazan a la parte posterior y se iluminan y ventilan a través de un patio ajardinado.
Todas las salas de actividades se abren y extienden al exterior gracias a un cerramiento casi completamente de vidrio, protegido por el vuelo de la cubierta y unas contraventanas móviles de listones de madera de iroko que permiten regular la radiación solar, la iluminación natural y la exposición pública de la sala polivalente.
La configuración interior y formal del edificio, su relación con el lugar y la implantación en la parcela, el empleo de materiales constructivos naturales – granito, madera, acero – que reflejan el paso del tiempo sin perder su belleza, la cubierta ajardinada, los sistemas pasivos de climatización, todo responde a la intención de integrar lo construido en el paisaje, ser funcional y eficiente energéticamente y ofrecer espacios interiores y exteriores confortables para que los usuarios del centro se apropien de él con naturalidad.