El proyecto de reforma de la edificación responde a la necesidad de la propiedad de recuperar la edificación, y, sobre todo, la esencia de Casa Gazpara como nodo de confluencia vecinal. Además de la puesta en valor como restaurante, recobrando el espíritu de la cocina tradicional de nuestros ancestros, se pretende que sea un icono de la villa, un elemento dinamizador de la vida cultural.
Se intenta rehabilitar la edificación de la manera más cuidadosa posible con el patrimonio, cuidando especialmente la ejecución y los materiales de acabado, siendo lo más respetuosos con el entorno y con el pasado de la edificación.
Se opta por un programa mínimo, situando en planta baja la zona de barra, restaurante, aseos, cocina, y vestíbulo de acceso.
En la planta primera se incorporan el comedor principal, zona de circulaciones y un pequeño oficio. En la segunda planta se plantean un comedor independizable en dos comedores más pequeños, una zona de paso y circulaciones, aseos y un oficio con una cocina de apoyo. En la última planta, el programa funcional está formado por un despacho, un vestuario con aseo para lo personal, área de descanso, zona de instalaciones, cuarto de preparación de pulpo, cámaras de frío y de congelación y el área de almacenaje.
Entre la planta baja y la primera se genera un espacio a doble altura que nos permite la articulación visual entre los dos niveles, comunicando visualmente ambas dependencias.
En cuanto al concepto de la intervención, en la zona de la edificación más antigua, se realiza una labor de recuperación de la arquitectura tradicional, manteniendo las carpinterías de madera, recuperando el rejuntado tradicional de piedra.
Con respeto a las plantas superiores, después de un análisis tipológico de huecos, se elimina la fachada previa de planta segunda, que carece de cualquier tipo de interés, y se proponen un revestimiento de madera, con sistemas constructivos contemporáneos, pero recuperando la lectura de huecos, y el equilibrio de huecos/macizos de las construcciones tradicionales.
Aunando tradición y modernidad, se pretende que la intervención sirva de homenaje al buen hacer, y a la maestría que las pulpeiras de Arcos, que han convertido al Pulpo á Feira en uno de los manjares más internacionales de la gastronomía de O Carballiño.