Clara Murado es la mitad de Murado & Elvira, un estudio multidisciplinar con sede en Madrid que fundó allá por 2013 junto a Juan Elvira y que se dedica a la arquitectura innovadora y el interiorismo

Puede parecer pretencioso presentar a alguien por sus premios, pero es que los de Murado & Elvira no son unos premios cualesquiera. ¿Te suenan la Mostra Internazionale de Architettura di Venezia y la Bienal de Arquitectura Española? Pues son dos de los lugares en los que han expuesto su trabajo. Además, y entre muchos otros concursos nacionales e internacionales, han sido finalistas del premio nacional de arquitectura de Noruega Staten Byggeskikkpris 2012 y seleccionados en la Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo 2013. Ahí es nada.

Tras este pequeño repaso inicial comenzamos la charla con Clara, arquitecta de profesión, en gran parte, gracias a que sus padres siempre les inculcaron, a ella y a sus dos hermanos, el amor por las artes. Un pintor, un escritor y una arquitecta, la primera de su familia. Y lo es por vocación. “La arquitectura siempre lo es”, comenta Clara. “En sentido, una vez que eres arquitecto pasas a ver el mundo de una manera muy determinada. No puedes dejar de ser arquitecto en cualquier cosa que hagas”. Algo que se hace más palpable si cabe en M&E Gráfico, el gemelo bidimensional de M&E Arquitectos, como les gusta denominarlo. “De hecho, nosotros hacemos proyectos y algunos son de arquitectura o de interior, pero también hacemos proyectos de libros o de otro tipo de cuestiones, y siempre a través de nuestra formación de arquitectos y de nuestra forma de entender las cosas”.

Clara Murado durante la entrevista

Como se puede extraer de sus palabras, Clara tiene muy claro que paso por la facultad de arquitectura en la ETSAM de Madrid la define de una forma muy determinante. Una experiencia que ella también transmite a las futuras generaciones que pasan por sus clases o sus charlas. Una faceta, la pedagógica, a la que ha dedicado parte de su tiempo “desde el principio, desde que terminamos la carrera”. Se trata, para Clara, de “una manera de seguir manteniendo esa conversación que se inicia en la carrera de buscar soluciones, de intereses…” y se trata también de una transferencia de conocimiento que no solo aporta a los alumnos, sino que continuar “dando clase siempre me ha parecido una parte que nos aporta mucho también”.

Según Clara, esa conversación ha ido evolucionando con el paso de los años y se observa claramente un cambio de mentalidad, sobre todo, en lo que se refiere a la sostenibilidad y al cuidado del entorno. “Hay muchísima más conciencia de la huella que (deja) uno cuando proyecta algo, cuando propone algo. Eso antes no estaba tan presente como ahora. Y sí que se nota en los alumnos, en los jóvenes, que tienen siempre esa intención de buscar formas de proponer en sus proyectos teóricos con esa conciencia que busca la sostenibilidad”.

Y para muestra, un botón. “Cuando los alumnos descubren el CLT (panel contralaminado de madera) se emocionan muchísimo. Se les abre un mundo y dicen "bueno, puedo construir y puedo hacerlo de una manera mucho más sostenible" algo que se hace presente en que “cada vez más arquitectos y estudios de arquitectura jóvenes están construyendo edificios con madera estructural”.

Clara Murado en las oficinas de Murado & Elvira, en Madrid

La historia de amor de Murado & Elvira y la madera viene de lejos. De sus años trabajando en Noruega. Allí la utilizaron por primera vez gracias a que en un proyecto, el propio Ayuntamiento, promotor del edificio, les invitaba a utilizarla en la fachada. 

“Nos pareció un lujo. Nos pareció que teníamos una suerte enorme que nos dejasen utilizar madera. Y desde ese momento es cuando empezamos a intentar utilizarla siempre que podíamos”. De hecho, uno de los proyectos más emblemáticos del estudio es la Biblioteca Pública y Archivo Histórico de Baiona, en el que se encargaron de realizar una reestructuración completa de un edificio del siglo XVII que envolver con una piel de madera “y la verdad es que el resultado gustó mucho”, afirma con orgullo Clara.

No se trata simplemente de una cuestión estética, sino que va más allá. Es también una cuestión “de sostenibilidad, de responsabilidad con el medio ambiente”, además de que “es un material natural con el que se conecta de manera emocional muy directamente”.

Biblioteca Pública y Archivo Histórico de Baiona, proyecto realizado por Murado & Elvira

El siguiente paso en la relación del estudio con la madera tiene que ver con la capacidad de este material para transmitir emociones y generar un impacto positivo en la vida de las personas. Y se plasma en su colaboración con una fundación que recauda fondos para la investigación de la leucemia infantil con la que están desarrollando “unos espacios para estos niños” en los que la madera tiene un papel protagonista, ya que “hemos encontrado estudios en los que se llega la conclusión claramente de cómo la madera mejora la curación de los pacientes”.

Y es que, para Clara, “los niños son muy sensibles a las cuestiones materiales y a los estímulos. Hay una tendencia a meter a los niños en entornos de plástico de colores, porque son más higiénicos o más llamativos, que yo creo que les sobreestimulan y no les aportan nada. Los niños están más a gusto en sitios serenos, naturales y tranquilos.”

Clara Murado sujetando la maqueta de uno de los proyectos de Murado & Elvira

A pesar de sus esfuerzos, según Clara sigue existiendo cierta reticencia a utilizar la madera por parte de los clientes porque “piensan que va a ser muy cara, que va a tener mucho mantenimiento”. Eso sí, también observa aires de cambio porque “una vez que lo ven, una vez que lo sienten y lo comprueban, están felices. Entonces la cuestión es ese primer empuje, ser capaces de convencerles de que merece la pena utilizarlo”.

En ese sentido, “entre los profesionales de la arquitectura sí que ya está muy mucho más extendido” el uso de este material, aunque “todavía no se ha puesto demasiado en práctica” por lo que falta un poco de experiencia. 

Un proceso en el que también se encuentran en el estudio “de aprendizaje, de prueba y error, y de buscar cuáles son las soluciones óptimas”. Algo que no dejarán de hacer y a lo que animan al resto de estudios porque “todo lo que aporta, desde luego, merece la pena”.

“Es que nosotros somos muy fans de la madera, en realidad”, concluye Clara, por si a alguien le quedaba alguna duda.

Oficinas de Murado & Elvira en Madrid con algunas maquetas de sus proyectos de madera

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