Como carpintero, cuando veo una testa al desnudo, una alarma se enciende en mi cabeza, ya sea en el ámbito de la mueblería como en la construcción, en un tablón, en un madero o en una viga.

Un artículo de Ujarque, Alfredo Ávila Reyes, para woodisblog.

No son estos temores infundados, pues las testas no son ni más ni menos que la madera descarnada, que deja expuesta su estructura interna: todos esos conductos que sirven para transportar la savia a lo largo del tronco se presentan ahora desnudos y sedientos. 

Ante este problema podemos optar por sellar las testas de las tablas o de los tableros con el mismo tratamiento que usemos en el resto de la pieza. Esta estrategia es posible en mueblería, pero el asunto cambia cuando nos enfrentamos a piezas estructurales, en las que si bien podríamos sellar las cabezas de las vigas, esta solución está condenada al fracaso. En primer lugar impediremos la regulación higrométrica de la zona tratada (absorción-expulsión de humedad) y, en segundo lugar, confiamos la integridad del elemento estructural al tratamiento aplicado, y es solo cuestión de tiempo que aparezcan las primeras fallas en el impermeabilizante aplicado, que por minúsculas que sean estas, nos llevarán irremediablemente a filtraciones de agua con la consiguiente falla progresiva.

Como vemos en la imagen, el revestimiento estuvo lejos de cumplir su función, quedando como mero testigo del avance del agua por la testa de la viga.

Me viene a la cabeza un dicho muy usado en construcción, que en pocas palabras presenta un problema a la vez que da pistas para su solución:

“El agua no tiene hueso”

(dijo el maestro albañil, palillo en boca, mientras me dirigía una mirada de condescendencia)

Y es por esto que las soluciones ideales pasan por trazados geométricos que permitan la correcta evacuación del agua salvaguardando nuestras preciadas testas.

A modo de ejemplo, y sin pretender que este texto sirva de rigurosa guía técnica, vamos a resumir tres situaciones críticas que nos podemos encontrar en las testas presentes en construcciones de estructuras mixtas de madera y fábrica tan usuales en nuestros entornos rurales y cascos históricos.

Arranque de pilares de madera

Si bien el uso de pilares de madera no ha sido una solución habitual en vivienda residencial si podemos encontrarla en construcciones auxiliares relacionadas con la labranza agrícola, de hecho, mi tierra (Granada), estuvo plagada de secaderos de tabaco con estructura integral de madera, que aunque por desgracia ya van quedando pocos, algunos consiguen sobrevivir con una gracia lo suficientemente meritoria como para dedicarle un próximo artículo.

Secadero de tabaco perfectamente integrado en el entorno y sorprendentemente contemporáneo. Foto de Fernando Ruso

Una estructura de madera debe arrancar irremediablemente separada del suelo, para ello entre la cimentación y la recepción del pilar aparecerán unos enanos o bien un pequeño muro de cimentación que se eleve al menos unos 20 ó 30 cm de la cota cero; en la coronación de este elemento será donde tenga lugar la recepción del pilar de madera. Aunque, como ya he dicho, el uso de pilares de madera en nuestro país se daba en contadas ocasiones, siendo más propios de explotaciones agrícolas, donde el pilar se usaba para apear la cercha de cubierta, descansando éste a hueso sobre un pequeño enano de fábrica dando lugar a potenciales patologías de humedades por capilaridad. 

Por suerte, en nuestros días, existen soportes metálicos específicamente diseñados para este fin, los cuales se anclan a la base, convenientemente nivelada y se embuten dentro del pilar o bien se anclan perimetralmente a este, fajando el encuentro en su recepción. Estos soportes proporcionan separación entre ambos elementos, garantizando así una correcta ventilación y evitando zonas de contacto en las que el agua por capilaridad podría atacar al pilar. Además es conveniente un remate adecuado de la fábrica o del enano que favorezca la evacuación del agua. Esta solución es ampliamente utilizada en estructuras de madera porticadas, como pueden ser porches, pérgolas o brise-soleils.

Apoyo de vigas en muros de fábrica

Este encuentro es el causante de gran parte de las patologías que podemos encontrarnos en forjados de vigas de madera apoyados en muros de carga, una tipología muy extendida en nuestra arquitectura tradicional. El gran problema que se presenta en estos encuentros es la transmisión por capilaridad de agua desde el muro a la cabeza de la viga, pudiendo dar lugar a una pudrición de las testas con el consiguiente colapso del elemento.

Una propuesta de mejora de este apoyo consiste en contar con una pieza de asiento que sea impermeable, capa asfáltica por ejemplo, además de mantener una separación de al menos 20 mm entre la madera y la fábrica, ventilando esta concavidad al interior del local.

Viga apoyada en muro de fábrica.

Si bien esta solución presenta dos inconvenientes, en primer lugar la debilitación del muro debido a los cajeados, por lo que habrá que estudiar, su dimensión y densidad, y en segundo lugar, la excesiva mano de obra que conlleva. Por ello es una solución idónea para la recepción de las vigas principales que a su vez soportan las viguetas del forjado, reduciendo así las perforaciones necesarias.

No obstante existe una solución más idónea aún, y consiste en apoyar las vigas sobre un durmiente quedando todos los elementos ventilados, estrategia que precisa de un generoso dimensionado del muro que nos permita disminuir su grueso. 

Apoyo de viga de madera en muro de fábrica con durmiente.

Alero

La protección de las piezas de la estructura de cubierta se garantizan mediante el uso de aleros, y es que esos detalles que vemos en la arquitectura vernácula y que en ocasiones tan barrocos se nos presentan a nuestras modernísimas miradas, responden más a una necesidad técnica que estética.

Déjenme que me tome un pequeño receso para mostraros estos canecillos del Patio de los Leones, donde vemos como desde muchos siglos atrás las funcionalidad y la estética pueden ir de la mano.

El alero es capaz de permitir el apoyo de la estructura centrado en el muro de carga, complementando la protección con la instalación de canecillos que soportan el alero para proteger la fachada del agua de lluvia y de la humedad que esta podría llegar a provocar.

Si en vez de la instalación de canecillos para dar soporte al alero optamos por volar los elementos estructurales en cubierta, aparecerán las testas al desnudo en la intemperie, lo que hará necesario proteger las testas con otra pieza lineal de madera a fin de evitar la absorción del agua de lluvia.

Gran parte del parque de viviendas rurales de nuestro país cuenta con estructuras mixtas de madera y fábrica, es por esto que como profesionales relacionados con la madera y la construcción debemos ser capaces de acometer las intervenciones necesarias con la diligencia que de nosotros se espera, ya que la sostenibilidad empieza por el aprovechamiento de los bienes existentes, siendo por lo tanto necesario mantener nuestro patrimonio en las mejores condiciones posibles.

Fuentes:

Intervención en Estructuras de Madera, Editorial Taravilla S.L.

Tratado Práctico de Carpintería. Barberot E 1946. Editorial Gustavo Gili S.A. Barcelona.

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