Desde escaleras a pasamanos pasando por cubiertas, porches, tarimas o mobiliario urbano, en Maciñeira se transforma la madera y también la vida de las personas que van formando parte de esta empresa familiar con larga tradición

La historia de José Guerrero Castro, Pepe para los amigos, es la de un hombre que a base de esfuerzo y trabajo ha ido labrando un nombre dentro del negocio de la madera. Y eso que sus inicios en el mercado laboral nada tenía que ver con este noble material. O, al menos, no tan directamente. 

El destino quiso que, mientras trabajaba en el sector de la alimentación, Pepe hubiera conocido a Dolores Alonso, a quien el resto hemos conocido en el artículo Maciñeira, cuestión de familia y en el primer episodio de la serie documental sobre la misma compañía. Después Pepe y Dolores se casaron. Después Pepe entró a trabajar en la empresa familiar. Y al instante tenía una brocha en la mano aunque nunca antes había cogido una. Se la había puesto José María Alonso López, padre de Dolores, fundador de Maciñeira y, en palabras de Pepe “el que me enseñó prácticamente todo lo que sé hoy”.

Escuadradora, cepillo, regrueso, tupí, escopleadora… A base de horas y horas de dedicación plena al oficio Pepe fue aprendiendo a usar todas y cada una de las máquinas que pasaban por las instalaciones de la empresa y que, en un momento u otro, acababan en sus manos. “Esas máquinas las manejo todas, menos que ahora ya hay alguna más moderna y ahí soy torpe”, nos cuenta con media sonrisa en la boca.

Y es que su vida sigue dedicada al 100% a la empresa y a la carpintería. Sus días se van ordenando alrededor de sus quehaceres diarios en Maciñeira. Se levanta todos los días a las 7 de la mañana, desayuna, lee un poco el periódico, “que es un vicio pequeño que tengo”, y se pone manos a la obra, nunca mejor dicho. “A las 7:40 estoy en la empresa porque empezamos a trabajar a las 8 y ya empieza la rutina”.


Fotografía de archivo en la que aparece José María Alonso López, fundador de Maciñeira

Por las mañanas dispone el trabajo en el taller y organiza tanto al equipo como los proyectos “para que el taller esté produciendo”. A partir de ahí, se obra en obra y tiro porque me toca. Esta frase no la entrecomillamos, pero podría haberla dicho Pepe perfectamente y es que, en sus propias palabras, “hay días que prácticamente los paso en la calle” yendo de un sitio a otro. “Tienes que ir a una obra, cambiar a otra obra; acabaste un trabajo y tienes que empezar otro; tienes que visitar clientes porque te reclaman” y puntualiza, “afortunadamente”.

Si antes hablábamos de la cantidad de máquinas que han pasado por sus manos, no menos numerosos son los proyectos en los que ha participado. Desde carpintería tradicional a otra más “innovadora”, como él mismo dice, en Maciñeira tienen una oferta muy diversificada, como lo es también su clientela y el amplio abanico de maderas con las que trabajan.

Constructores, administración, comercio, particulares… Abeto laminado GL24, maderas tropicales como el elondo, la jatoba… En Maciñeira han trabajado para todo tipo de clientes y han hecho casi de todo. Y decimos casi porque Pepe remarca que ellos nunca han hecho cocinas y sus razones tendrán.

Lo que sí hacen es aportar valor a cada proyecto en el que se implican. “Estudias el proyecto” para ver si “hay cosas que puedes mejorar. Porque con los técnicos también tenemos mucha relación. O sea, yo trabajo con técnicos, los proyectos no los hago, y tienes que trabajar con ellos y bien, siempre llegamos a un buen entendimiento, hay técnicos con los que llevo años trabajando”.

Pepe en las instalaciones de Maciñeira en As Pontes en pleno proceso de selección de materiales

La comunicación es fundamental para conseguir el objetivo principal que Pepe tiene en cada proyecto, que no es otro que “que los trabajos queden bien”. Algo tan sencillo y, al mismo tiempo, tan complicado. Y una de las pocas cosas que no han cambiado con el paso de los años.

Porque por lo demás, casi todo ha evolucionado. Cuando Pepe empezó en esto, hace ya 37 años, “las molduras de las puertas eran todas con moldura” mientras hoy se trabaja mucho en líneas rectas, y “no había las tarimas sintéticas que hay hoy, eran todo madera maciza”. 

Pero no sólo los materiales han cambiado, también lo han hecho las herramientas, los profesionales y la formación. A mejor, claro. “Hoy el trabajo es muy llevadero. Al haber tanta maquinaria cada vez es más sencillo”. Además, “la mayoría de los centros ya tienen un centro de mecanizado cuando hace 10-15 años no lo tenía ningún centro. Hoy ya vienen más preparados para trabajar con maquinaria moderna”.

Aún así, el de la carpintería “es como todos los oficios, primero te tiene que gustar. La madera es un producto natural, hay que darle cariño porque te lo pide. Los chavales tienen una oportunidad inmensa porque es un sector donde falta muchísima mano de obra. Y es una pena”.

Dos operarios de Maciñeira durante su jornada laboral en el taller que la empresa tiene en As Pontes

Pepe es de los que, como nosotros, tienen fe en que el oficio siga progresando gracias a proyectos como el suyo. Si ese también es tu caso y quieres que el tuyo forme parte de los documentales de woodiswood escríbenos desde nuestra web o en nuestras redes sociales (Instagram, Facebook y Linkedin). Y ya de paso suscríbete a nuestra newsletter ;)

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