El post de hoy va dedicado para todas las personas que saben lo que es una gubia, y para las que no. Para las que saben qué es un formón, y para las que no. Para las que controlan de herramientas de talla de madera, y para las que no. Para los amantes de la escultura como forma de arte visual, y para los que no.
¿Qué se te viene a la mente si te pregunto cuál es la primera experiencia que tienes en la que la madera es la protagonista? Javier Sanz lo tiene más que claro. “Yo de chaval, siempre veía un palo cuando iba al campo y me faltaba poco para coger una navajilla y empezar andar ahí con la madera”. Lo que en un principio era un simple juego poco a poco se convirtió en una afición. “Hacía cosas en madera y me metí en el tema de tallar madera de una forma bastante autodidacta”. Una cosa fue llevando a la otra y… hasta hoy, cuando su proyecto ilex Talla cuenta con 10 años de trayectoria. Un bonito camino, el que le ha llevado a dedicarse de forma profesional a la talla de madera, que recorremos junto a Javier.
En su época de estudiante a Javier ni se le había pasado por la cabeza que este podría ser su futuro laboral, pero a medida que se iba interesando por este mundo fue ampliando su formación, “especializándome un poco más en el tema de escultura y talla de madera, estudié también el Ciclo de Formación Profesional de madera y alguna formación más pequeña”. Ahora, 10 años después de haber dado un giro radical a su vida laboral, Javier tiene claro que ha sido todo un acierto. “Prefiero estar lijando ocho horas que delante de un ordenador”. Y con esto ya estaría todo más que dicho.
Javier tiene la suerte de ser autónomo, como él mismo dice. Para lo malo, para lo bueno y para lo mejor. Su taller está abierto al público, por lo que tiene un horario definido, pero para llevar a cabo los diferentes encargos que recibe se puede organizar como mejor le convenga, y eso, por su forma de trabajar, es toda una ventaja. “Me gusta hacer muchas cosas a la vez. No soy de coger un proyecto, acabarlo y empezar con otro. Suelo tener siempre varios proyectos abiertos y dependiendo del momento, de cómo tenga el día o cómo esté de inspirado me pongo con una cosa con otra. Incluso a veces estoy haciendo una y la dejo a medias y cambio a otra. Puedo estar con tres, cuatro o cinco cosas a la vez sin problema”.
Siempre hay trabajos que llaman más que otros, que hacen que saques toda la creatividad que llevas dentro, que te aprietan, que te retan, te empujan a innovar. En ese sentido, Javier no es una excepción. Además, ese es el tipo de encargo que más le motiva y es precisamente en lo que él ve su mayor punto de diferenciación. “Yo hago cosas personalizadas, cosas únicas. Y estoy muy abierto a que a que me hagan retos, que me propongan cualquier cosa”.
Aunque a veces “cuesta arrancar, saber lo que quieres hacer exactamente, una vez que ya lo tienes encaminado, ya está ahí. Ya solo hay que terminar de definirlo.” Es precisamente ese proceso de lo que más disfruta Javier, porque, como él mismo nos cuenta “cuando lo tengo a medias ya lo veo precioso. Ya está, ya lo estoy viendo acabado. La gente no lo ve, claro”.
La primera satisfacción es entregar el trabajo acabado. La segunda, y a veces no menos importante, la valoración de los clientes. Las dos juntas son lo que se llamaría el trabajo bien hecho. “Me resulta muy reconfortante que a la gente le haya gustado y que esas opiniones me las transmitan para saber realmente si he acertado un poco con lo que querían”.
Ese mimo que Javier pone en cada proyecto que entra (y sale) en ilex Talla empieza en la selección de la madera. Un primer paso para el que no tiene una madera, concreta, sino que va variando en función de diversos factores. “A mí me gusta trabajar con muchísimas maderas. Entonces, dependiendo para que sea, elijo unas u otras. Hay muchos factores: factores estéticos, factores de disponibilidad… Hay maderas que son más propicias para hacer un cierto trabajo u otro. Hay maderas que te permiten sacar más nivel de detalle que otras. Entonces hay que conocer el material y en función de eso tomar la decisión.”
A pesar de la gran cantidad de encargos que llegan a ilex Talla, Javier todavía tiene tiempo de transmitir sus conocimientos a otros profesionales y a las futuras generaciones. Y lo hace a través de cursos y talleres de talla de madera a grupos reducidos o a nivel individual. Algo que le resulta muy gratificante, ya que “alguien que se apunta un curso de talla en madera es porque por lo menos le gusta el material, aunque no lo conozca, entonces la gente no va obligada, va por gusto y con ganas de aprender y sacarle el máximo partido posible, entonces un formador qué más puede pedir”.
Posiblemente, como dice Javier, su oficio “no sea lo más comercial o la elección más fácil para ganar dinero”, pero hay algo que lo tiene enganchado a la madera. “Me llama. No sé muy bien la razón, pero nos llevamos bien la madera y yo y pasamos ahí unos buenos ratos trabajando el uno con el otro.”
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