Puede parecer que vamos a hablar de comida y posiblemente lo hagamos. Y es que el trabajo de André Mazzei muchas veces está enfocado a la gastronomía, pero hay mucho más. Acompáñanos en esta bonita historia.

La pasión de André por la madera viene de lejos. Concretamente de Brasil. Concretamente de su infancia. Concretamente de la casa de campo en la que se crió con su abuelo. Y lo inunda todo. Él sonríe y, con total naturalidad, nos cuenta que “yo paso por algún sitio y huele a la madera y… es que me gusta más el olor a la madera que el olor del perfume”.

Desde su primer proyecto trabajando con madera, una casa en el árbol creada cuando era pequeño, hasta su primer proyecto profesional, la camperización de una furgoneta, hay algo que se ha mantenido intacto: esa sensación de crear algo desde cero, que sale de su cabeza y lo hacen realidad sus propias manos. Para él es indescriptible. Aunque sus proyectos siempre pasan por el ordenador, pero todo tiene una explicación. André no trabaja con prototipos ni le gusta desperdiciar madera. “Sabemos que podemos reciclarla en otros proyectos, pero a mi no me gusta el desperdicio. Entonces por eso paso (mis proyectos) siempre un poco por el ordenador para tener algunas ideas y ver cómo va a funcionar, y luego trabajo la pieza”.

En todos y cada uno de sus proyectos el método de trabajo es el mismo: escuchar al cliente, seguir sus directrices y buscar la máxima funcionalidad tratando siempre de encontrar las soluciones más adecuadas en cada caso. Y si hay algo que André tiene claro es que su proyecto “es hacer que el cliente se sienta valorizado y que a él le guste el trabajo”. Algo que, según él y con toda la humildad del mundo, podría hacer cualquiera. Solo hacen falta “ganas y un poco de creatividad”.

Eso sí, André siempre aporta su toque personal. Porque, aunque diga que no tiene un estilo definido ni una madera preferida, sí los tiene. “Tengo una mezcla (de maderas) preferida, que me encanta, que además es súper cliché, que es un poco de nogal con roble blanco. Me parece precioso. Esta mezcla es, como diríamos en Brasil, arroz con frijoles”. Eso sí, es una combinación que usa cuando las circunstancias lo permiten y resulta una buena solución, porque “cada madera tiene su aplicación y su determinado momento”.

Es un trabajo laborioso, desde la selección del material hasta obtener el resultado final, pero André cree que, aunque ahora “la gente está empezando a valorar un poco más el trabajo artesano” todavía queda mucho recorrido por hacer. “Yo creo que hay mucho, mucho, mucho que crecer”. 

Para acabar, nos lanza un pequeño guiño. “Woodiswood merece mucho la pena. Yo creo que es un proyecto muy, muy, muy guay”. Y nosotros nos vamos encantados de esta entrevista y con el gran futuro que Mazzei tiene por delante.

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