Esta frase de Papik, fundador y gerente de Papik Cases Passives, es toda una declaración de intenciones de alguien que lleva toda una vida trabajando en favor de la sostenibilidad y el buen uso de la madera.

Seguramente tienes en tu móvil alguna de esas aplicaciones que te dicen a qué horas la energía está más barata. Y si no tienes una app lo habrás mirado en alguna web. Y si no lo has mirado, seguro que alguien lo ha hecho por ti. Todos lo hacemos. Todo el rato. Tanto que esto ha supuesto un impacto para empresas como Papik Cases Passives y todas aquellas que centran sus esfuerzos en que nuestras viviendas y edificios tengan la máxima eficiencia energética.

“Cuanto mayor está el precio de la energía, la gente más busca alternativas. Y cuando busca alternativas, se encuentra soluciones como las nuestras. Cada día nos estamos encontrando que hacemos más casas autónomas”, afirma Papik Fisas, fundador y gerente de la compañía.

En Papik Cases Passives, que construyen casas “tan bien aisladas térmicamente, que también se convierte en casas muy bien aisladas acústicamente”, están seguros que de aquí a 10 años, todas las construcciones que hagan estarán desconectadas de la red eléctrica.

Esas condiciones de aislamiento, tanto térmico como acústico, las consiguen, entre otros materiales, gracias a la madera. “Nosotros trabajamos la madera porque es lo que conocemos, es lo que hemos venido trabajando toda la vida y es un material con el que nos sentimos muy cómodos. Es una solución muy sencilla, tiene un confort térmico brutal, una calidad impresionante térmica y acústica”, explica Papik.

De hecho, ellos han realizado un experimento entre profesionales del sector en uno de sus proyectos, donde invitaban a la gente a apuntar en un papel la temperatura a la que creían que estaban en el interior de la casa. El resultado fue que nadie acertó y las desviaciones eran grandes. ¿Por qué? Papik lo explica así: “la sensación que nosotros tenemos en el cuerpo es la media entre la temperatura del aire y la temperatura de radiación de las paredes juntamente con la humedad, por lo que puedes estar en una casa de construida en madera a veintidós grados y te parece que estás a veinticuatro”.

Un experimento curioso y directamente relacionado con un proverbio indio con el que ponemos fin a este artículo: “aquello que un médico no puede curarte lo curará una casa de madera”.

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