Corría el año 1986 cuando en Gernika se fundaba Mallukiza Aroztegia. Podría parecer que todo empezó con la fabricación de escaleras (especialidad de la casa desde sus inicios), pero no es del todo así. En realidad, como cuenta Xabier, todo empezó cuando su padre le pidió permiso a la abuela de Xabier para utilizar el segundo apellido de la familia como nombre de la carpintería (hay muchos Lauzirika en Gernika y ya sabemos que la diferenciación es la clave del éxito empresarial en muchos casos). La abuela dijo que sí y la carpintería echó a andar.
El resto es historia. Una historia de la que Xabier (a quien posiblemente recuerdes de su wood2talk con Lucía Loureiro) ha formado parte desde 2003. Él que había estudiado metal y que ya había enfocado su carrera profesional en ese sector, acabó reconvirtiéndose en carpintero. ¿Cómo fue ese proceso? Pues bastante sencillo, bastó con la insistencia de su padre para convencerlo de continuar la saga familiar.
“Un cambio de profesión que al final me ha venido bastante bien”, nos cuenta Xabier. Quien recuerda, no sin cierta nostalgia y con una buena dosis de humor, sus inicios en el taller familiar. “Yo el primer mes me lo pasé dando masilla y lijando”.
A partir de ahí una evolución constante, a través del ensayo y el error, la prueba, el acierto y el fallo. Sin prisa, pero sin pausa. “Empecé sin saber nada. Yo de carpintería no tenía ni idea. Y poco a poco he ido cogiendo conocimientos. He podido aplicar también los conocimientos que tenía de la rama del metal para utilizar el control numérico que tenemos ahora. Y curso por aquí curso por ahí me he ido formando en diferentes cosas para saber lo que sé hoy en día”.
Pero también ha contado con un gran maestro, alguien con la experiencia, el saber hacer, la cercanía y el cariño necesarios para transmitirle todos (si es eso posible) los conocimientos que atesora: su padre.
Con esos conocimientos como base, su formación con eje de transformación y una visión clara enfocada en la diferenciación, Mallukiza ha ido evolucionando de la mano de Xabier hasta consolidarse como referentes tanto en carpintería tradicional como en la construcción de escaleras en particular.
Un progreso que, en palabras de Xabier, transcurrió tal que así: “el salto importante vino cuando nos cambiamos del pabellón del pueblo a un pequeño taller de carpintería. Introducimos la máquina de control numérico, introducimos el software de diseño… ese fue un paso importante para nosotros porque en tema de eficiencia ya mejoramos mucho. Y en cuanto al acabado y la calidad de las escaleras también fue un salto importante”.
Y en esa evolución llegó la especialización. “Hasta hace cosa de tres o cuatro años, tocábamos todos los palos de la carpintería”, hasta que “decidimos dejar esa rama a un lado” para especializarse “en las escaleras, como estábamos antes” en trabajar “la madera maciza en todas sus ramas” y, además, actualmente, en mejorar “la ventana que fabricamos”, un producto “que está realizado con dos maderas diferentes: una madera exterior y otra madera interior. La madera exterior que aguanta mejor la intemperie (…) y la madera interior más cálida al tacto o en consonancia con la estancia donde está”.
Xabier reconoce que “lo ideal sería trabajar con maderas de ámbito local”, pero en su caso utilizan sobre todo roble americano, maderas tropicales, de Suecia, de Finlandia… “maderas de importación todas ellas”.
Eso sí, hace un claro alegato por el uso de la madera, sea la que sea, “siempre de una forma sostenible. No talando todo el bosque, sino que dejándolo regenerar, porque yo creo que es la única manera que tenemos de cuidar este planeta, porque estamos viviendo como si viviéramos en un planeta infinito. Y el planeta es finito”.
Un cambio de mentalidad que, en cierta medida, va asociado a otra serie de cambios en los que está inmersa la carpintería. Por ejemplo, en la forma de trabajar. Para Xabier, a pesar de que “actualmente no hay relevo generacional”, parece que “los jóvenes otra vez se están volviendo a enganchar” quizá porque en la carpintería actual “hay tecnología. Vamos un pasito por detrás respecto al metal, pero también hay tecnología. Nos va llegando la tecnología. Esa tecnología se aplica a la madera. Y cuanta más tecnología puedes aplicar a la madera, más cómodo es trabajar la madera, más cómodo hacer las instalaciones en las viviendas, es menor el esfuerzo físico”. Algo importante para Xabier, ya que “en nuestro sector todos tienen el miedo al esfuerzo físico que realizamos”, pero “eso era hace 30 o 40 años, actualmente trabajar es una gozada”.
Y tanta gozada que Xabier disfruta de cada fase del proceso. Especialmente de la parte de desarrollo de producto, como llevan haciendo casi 10 años con un proyecto de yurtas (las casas tradicionales de Mongolia). Y también especialmente “cuando terminas una cosa, que te digan `qué bonito ha quedado´. Es lo que más llena”.
Si te has quedado con ganas de más, tenemos varias cosas que decirte:
Ah, y 5, ¡que viva la madera!
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