Existen más de 35 tipos de especies de olmo, pero en España podemos encontrar tres variedades autóctonas y una especie catalogada como invasora.
Dentro del género Ulmus podemos encontrar las siguientes variedades autóctonas:
Ulmus glabra: olmo de montaña. Es un árbol que puede alcanzar los 40 metros de altura. Es un árbol de escasa presencia en España y crece disperso en bosques mixtos como los hayedos ya que se aprovechan de su sombra. Sus frutos son secos y salen antes que las hojas. Esta variedad de olmo se encuentra en el centro y norte de Europa aunque es el olmo más común en la zona nórdica europea. Dentro de España, el olmo de montaña lo podemos encontrar en Cataluña (Pirineos) y en el norte de la península ibérica. Hacia el sur, la presencia del olmo de montaña se sitúa en la sierra de Cazorla. Ha sido una variedad de olmo que se ha salvado de la grafiosis, por la dispersión de los ejemplares y por su propia ecología.
Grafiosis es una grave enfermedad que ataca a los olmos. Su procedencia es asiática y ha mermado una gran parte de los olmos en Europa. Está producida por un hongo y se transmite a través de escarabajos de la familia de los Scolytus. Estos insectos en su fase adulta, penetran en la madera, depositan sus huevos y dejan las esporas del hongo. Después, cuando germinan y el hongo crece, saturan los canales que conducen la savia y causan de manera irremediable la muerte del árbol.
Los usos del olmo de montaña se distribuyen de esta manera: las hojas se usan como forraje para ganado. Las fibras de corteza interior se utilizan para fabricar cuerdas. La madera de este olmo es resistente y dura y resiste a ambientes húmedos por lo que ha sido usada en la construcción de barcos. También se ha usado y se usa en carpintería y ebanistería, por lo que se utiliza para fabricación de todo tipo de muebles, herramientas musicales, juguetes… y evidentemente como leña.
Ulmus laevis: olmo blanco / olmo temblón. Árbol que es autóctono de España, según estudios recientes de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Montes de Madrid. En Europa lo podemos encontrar en el centro, este y sureste del continente. Es una variedad de olmo que puede alcanzar los 35 metros y tiene hoja caduca, copa densa y ancha. Dentro de sus usos destaca solamente como árbol decorativo para dar sombra ya que es un olmo bastante resistente, aunque igual que su familiar, el olmo de montaña está expuesto a la grafiosis. Su madera se considera de mala calidad.
Ulmus minor: olmo común. Árbol que puede alcanzar los 30 metros de altura, y presenta hoja caduca, copa alargada, amplia y oval aunque poco densa. Florece de febrero a abril. En España se distribuye por toda la península, y en el resto del mundo podemos encontrar ejemplares en Europa, norte de América y norte y oeste de Asia. La madera del olmo común es resistente y dura. En Roma lo usaban para dar sombra y decorar espacios públicos y privados y también se empleaba para el cultivo de las vides. Su madera se usaba también para la fabricación de carros y piezas de máquinas o partes que tengan que estar sumergidas en el agua porque resiste bien la putrefacción (construcción naval) y para transporte de agua. La fibra de la corteza se usa para la fabricación de cuerdas y las hojas como alimento para ganado. La corteza de este árbol tiene propiedades medicinales y se usa para infusiones y tinturas. Es una especie que también está amenazada por la grafiosis.
Ulmus pumila: olmo de siberia. Variedad no autóctona, se considera especie invasora. Es un pequeño árbol que mide entre los 10 y los 25 metros de altura. Su corteza es rugosa y tiene color gris pardo. Las ramas son delgadas y las hojas pequeñas. Es un árbol de crecimiento rápido aunque de vida limitada, y coloniza el suelo donde está porque dispone de una raíz fuerte que soporta podas, talas y toda clase de inclemencias meteorológicas, desde veranos muy calurosos a inviernos duros. También es resistente a la contaminación urbana. Es un olmo originario de Siberia y se ha extendido por todo el mundo debido a su mayor resistencia a la grafiosis. Su uso se limita a fines ornamentales ya que su madera no es apreciada, aunque se ha usado en carpintería y también como leña.
Tal como hemos referenciado arriba, para trabajar con el olmo podemos usar las variedades del olmo común y el olmo de montaña. Tiene una apariencia destacable por ofrecer tamaño grueso y grano basto e irregular, donde se aprecian las marcas de los anillos de crecimiento. Lo diferencia de otras maderas y tiene un buen comportamiento en ambientes húmedos. El aserrado y el cepillado se resuelven sin problemas. El mecanizado es difícil, así como el clavado y atornillado. El secado es rápido y fácil, pero pueden darse alguna deformación. El encolado y el acabado es excelente. También es una buena madera para curvados.
Se usa en suelos, mobiliario, chapas de madera, instrumentos musicales, escultura, estructuras sumergidas en agua y construcción de barcos por su resistencia a la humedad.
Como hemos dicho también su corteza nos provee de material para la fabricación de infusiones y tintes naturales.
Por su poca resistencia a la grafiosis, su uso ha ido a menos y ha sido sustituido por otras especies más resistentes y saludables con mejor rendimiento y explotación.
Podemos nombrar las siguientes características del olmo común, de montaña y el blanco:
Color: Varía de amarillo pardo de la albura al marrón del duramen. El efecto de la luz oscurece la madera y con el tiempo se vuelve grisácea. Destaca la presencia de los anillos de crecimiento, muy característicos del olmo.
Aspecto: Fibra irregular y grano grueso.
Densidad: 630-650-680 kg/m3 al 12% de contenido de humedad. Madera semipesada
Dureza: semidura
Durabilidad natural del duramen frente a los agentes biológicos (conforme a la norma europea EN350):
Frente a hongos: 4, poco durable
Frente a Anobium: S, no durable
Frente a termitas: S, no durable
Impregnabilidad del duramen: 2-3 medianamente - poco impregnable
Impregnabilidad de la albura: 1, impregnable
Anchura de la albura: s, delgada (de 2 cm a 5 cm)
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