Hoy nos recibe en su estudio (que podríamos decir que casi es su casa) Fran Liñares para hablar de su proyecto Salgado e Liñares. Una buena forma de hacerlo sería enumerando algunos de los premios que han recibido a lo largo de las más de dos décadas de trabajo en el mundo de la arquitectura. Puede que no sea lo más importante, pero en su caso es algo digno de mención. Así que aquí va una foto y después algunos datos.
En 2009, y bajo la dirección de la Oficina de Rehabilitación de Santiago, su proyecto para Raxoi se incorpora al proyecto colectivo “Espazo Público” y obtiene el Premio Nacional Ciudades Patrimonio de la Humanidad.
Además, su obra ha recibido distinciones por parte del Colegio de Arquitectos (2003, 2009, 2011, 2013, 2017, 2019 y 2021), de la Fundación Gómez Román para la Recuperación del Patrimonio (2010 y 2013), ha sido finalista del Gran Premio Enor (2011 y 2014), seleccionada por los Fad (2015, 2017, 2019 y 2021), premiada por los Egurtek (2016), finalista del Bárbara Capochín (2017), premiada por los Premios de Arquitectura de Galicia en sus tres únicas ediciones (2016, 2018, 2020), ha recibido el Premio Gran de Area, (2019), Premios COAG (2013, 2017) y en 2021 una de sus obras fue premiada en la Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo, además de recibir el Premio de Arquitectura Española por parte del Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España. Ahí es nada.
Podríamos decir, sin miedo a equivocarnos, que en Salgado y Liñares saben perfectamente lo que es hacer realidad buenos proyectos. Y para eso Fran Liñares tiene la receta definitiva que, por lógica que parezca, no siempre se aplica. “Para un buen proyecto se necesita tiempo. Cada vez tenemos menos tiempo. Cuanto más tiempo le dedicas a algo mejor sale, siempre”.
Fue ese tiempo para pensar el que le sirvió a Fran y sus socios para reencauzar su proyecto. “En los años 2008 y 2009 con el principio de la crisis tuvimos más tiempo para pensar y empezamos a trabajar y a desarrollar nuevos sistemas para poder incorporar la madera de una forma diferente a nuestras obras”.
Un giro en su forma de hacer las cosas que, tras mucho análisis, investigación y desarrollo, han llevado hasta las últimas consecuencias, ya que “ahora mismo” la madera “seguramente en nuestro desarrollo profesional es el material que más utilizamos. Casi todo lo que hacemos, de alguna manera, incorpora este material de una forma activa”. De hecho, “tenemos algunas edificaciones que están construidas íntegramente con elementos que provienen de la madera”.
A Salgado e Liñares tal vez los conocerás por algunos de sus proyectos más característicos, como las Cabañitas del bosque o el Spasinho.
Sobra decir que la madera tiene en estos proyectos un papel, más que relevante, fundamental. Y no es de extrañar, porque en el estudio llevan la madera “en el ADN” y hacen una defensa férrea de su uso, porque, tal y como comenta Fran, “cualquier persona que entra en un espacio con madera se siente bien, es acogedor, es cálido”.
A pesar de ser un material “con el que convivimos desde el origen de nuestros tiempos, un material del que siempre dispusimos para hacer los primeros refugios”, no siempre es sencillo hacer ver a los clientes que sea el material más adecuado para sus proyectos.
En ese sentido, la selección del material no es que forme parte del proceso exactamente, sino que participa en él “desde el principio. Los proyectos muchas veces nacen del material. Sabemos con qué vamos a construir y por eso hacemos las cosas de una determinada manera”. Un cambio en la forma de pensar, de diseñar y de construir que en Salgado e Liñares siguen a rajatabla.
Sobre la madera existen muchos prejuicios, y eso es algo que para Fran hace que sea más complicado “incorporarlo de forma activa a nuestras edificaciones” cuando se trata de un material que “transmite unas primeras sensaciones tan maravillosas”. Aunque poco a poco, según sus palabras, es algo que “por suerte está cambiando.”
A ese cambio de mentalidad, como a muchos otros, ayuda, y mucho, el paso de los años, como cuenta Fran, que ya ha vivido este proceso en más de una ocasión. “Cuando tú pasas al lado de una casa que está construida o acabada con madera o entras en ella y ves que pasan los años y sigue estando igual, exactamente igual de bien y que la cosa no cambia, pues la forma de verlo sí que cambia”.
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