Edgar López comenzó en el año 2019 un proyecto personal centrado en la ebanistería, un uso racional de la madera y los materiales que aúna la máxima simplicidad y la máxima funcionalidad.

Los caminos del artista son inescrutables, que diría aquel. Quizá por eso Edgar López comenzó a compaginar su carrera como pianista profesional con otra faceta artística y en la que las manos también lo son todo o casi todo: la ebanistería.

Al fin y al cabo sólo son dos letras las que distinguen pianista de ebanista”, comenta Edgar en su taller de A Coruña. 

Y es que, aunque pueda parecer que hay mucha diferencia entre estas dos facetas artísticas, en el fondo tienen más similitudes de las que vemos a simple vista.

 “Antes me dedicaba a interpretar piezas, cogía una partitura y la interpretaba. Y ahora lo que cojo son planos y lo que hago es trabajar y realizar piezas. Para mí es muy parecido el proceso”.

Logotipo de Gharucho Woodworks grabado con calor en madera.

Pero esas semejanzas no lo son solo en lo que se refiere al trabajo manual, sino que están mucho más en el fondo de la cuestión. 

Como cuenta Edgar, “en la música hay una base que es la armonía. Y en la armonía, todo se sustenta. Si está bien hecha la armonía, la música va a funcionar independientemente de la melodía. Digamos que yo me centro primero en la estructura que son los encastres, que tienen que ir sólidos como la estructura de una pieza musical. Y al tener eso fuerte, la pieza de madera funciona igual que la pieza musical.” 

Taller de Gharucho Woodworks en A Coruña.

Y no acaban aquí las comparaciones porque, en el fondo (y no tan en el fondo), ambas ramas tienen como base fundamental la experiencia. Los minutos, las horas, los días, las semanas, los meses y los años de práctica son los que acaban convirtiendo a una persona en un buen ebanista. O pianista, según como se mire. 

La formación teórica es importante y hay que conocerla, pero, como dice Edgar, “el grueso de lo aprendido es el día a día. Repites muchas veces hasta que coges movimientos y te salen solos. Por ejemplo, trabajar con el cepillo requiere años de hacer una viruta y que la superficie quede plana, porque, aunque parezca muy fácil, tienes que controlar todo el movimiento que te sale involuntariamente” y eso solo se consigue después de practicar mucho, mucho tiempo.

Esa agilidad y sensibilidad se ve reflejada en cada una de las piezas de Edgar, Edgarucho para sus abuelos y Gharucho Woodworks para los amantes de la madera.


Si quieres saber más sobre Gharucho Woodworks, accede a su página en woodiswood.


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