“Tenemos un alcance de ensayos que ahora mismo nos posiciona como uno de los laboratorios con más ensayos para caracterización de madera de España”. Quien habla es Isabel Parrado, la responsable de calidad y servicios de la Fundación CETEMAS, y lo hace desde el convencimiento de que tanto su trabajo como el del resto de los profesionales que conforman la entidad tiene un impacto más que positivo en pequeñas y micro empresas que hasta ahora pensaban que eso del I+D+i (investigación, desarrollo e innovación) no iba con sus productos.
Se trata de ensayos acreditados con una acreditación ENAC gracias a los cuales, desde CETEMAS, trabajando mano a mano con esas carpinterías, son capaces de caracterizar diferentes productos. Esos ensayos sumados al asesoramiento técnico y legal, dan como resultado un servicio integral con el que desde la fundación dan un importante impulso a esos profesionales principalmente de Asturias, Galicia y Cantabria, que llevan décadas fabricando sus productos.

Normalmente se trata de empresas que se heredan, que pasan de padres a hijos, que no tienen un departamento técnico y que por norma general no son capaces de hacer frente a determinados cambios de legislación. Como comenta Isabel, “esas legislaciones se aplican muy fácil en la gran empresa, pero en la pequeña empresa se hace muy complicado, se les hace bastante cuesta arriba”. Y ahí es donde entra la fundación, logrando “aterrizarles todas estas nuevas normativas, todas estas nuevas exigencias, y ayudarles a que ellos puedan optar a lo mismo” a lo que puede optar “una gran empresa que tiene un departamento de calidad o un departamento de medio ambiente con 10 trabajadores solamente para ajustarse a estas nuevas legislaciones”.
Los inicios, como sucede a menudo, no suelen ser fáciles. “Normalmente la empresa pequeña de segunda transformación, por lo menos aquí en Asturias” son profesionales que “llevan toda la vida dedicándose a fabricar sus productos y cuando intentas entrarles ofreciéndoles los servicios, es difícil”. En un principio “casi todos se niegan”, pero cuando “ven que nos necesitan para entrar en obras un poco competitivas en las que hay una dirección facultativa que pide productos competitivos, productos caracterizados… cuando ellos ven que nosotros le servimos para esto, entonces es cuando empieza la relación y ya normalmente no nos soltamos en años”.

Un trasvase de conocimiento que no sólo se da desde los profesionales de la fundación hacia los profesionales de las carpinterías, sino también a la inversa. “Yo, personalmente, puedo decir que trabajo con ellos de la mano y que he aprendido muchísimo más de lo que había aprendido en una carrera de los productos, de los procesos de fabricación. Al final, los profesionales son ellos y los que tienen todos los intríngulis de cómo se fabrica un producto son ellos”, afirma Isabel con rotundidad.
Se trata de una relación de confianza en la que “nosotros nos tiramos a la piscina con ellos” y a base de prueba - error se logran grandes resultados. “Son pequeñas carpinterías de 10 trabajadores, 12 trabajadores, 15 trabajadores como mucho” que logran poner en el mercado “un producto innovador, caracterizado y competitivo, y lo fabrican en una carpintería del tamaño de esta sala”.
Y para muestra, una ventana. “Hace poquito aquí en Asturias, una pequeña empresa, una carpintería de ventanas familiar, ha conseguido la primera declaración ambiental de una ventana de madera en toda España. No solamente ha conseguido la declaración ambiental de producto, sino que ha optado ya a una primera obra de edificación verde. Ha entrado como proveedor de ventanas para ese edificio que va a tener una certificación verde y es una carpintería de 10 trabajadores”.

Un orgullo para Isabel y para todo el equipo porque, aunque estos proyectos no supongan el mayor ingreso para la fundación, sí constituyen “una actividad importante para el tejido empresarial y también para nosotros como centro y como laboratorio”.
A medida que más pequeñas empresas van incorporando nuevas materias primas, probando barnices ecológicos, reduciendo disolventes en sus procesos de fabricación… nuevos productos van logrando nuevas certificaciones ambientales, como la ECO LABEL, y CETEMAS va sumando proyectos que ayuden a posicionar la madera “donde se tiene que posicionar y que se le quite un poco esa” mala “fama que todavía tiene”. Algo que, para Isabel, sería mucho más fácil si “todos”, arquitectos, prescriptores y fabricantes de productos, “trabajásemos juntos”.
Y así acaba esta segunda parte de la docu-serie sobre la Fundación CETEMAS que terminará con la tercera y última entrega con Jesús Carrascal, ingeniero de montes del gobierno del Principado de Asturias del servicio de gestión forestal y responsable técnico de la zona centro norte, como protagonista.
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