En el arte en general y en la escultura en madera en particular, puedes encontrar la inspiración en cualquier momento y en cualquier lugar. Eso es lo que debió haber pensado Úrsula Núñez cuando era bien joven, puesto que desde que realizó sus estudios en Lima, la capital de su país natal, su arte ha recorrido miles de kilómetros, acompañando a la artista a todos aquellos lugares en los que ha vivido y trabajado.
Fue en un viaje a Pucallpa, en la selva peruana, donde pudo encontrar piezas de madera exótica que le inspiraron a profundizar en la talla de madera. A partir de ellas realizó la serie de esculturas con las que consiguió su licenciatura en Bellas Artes. Durante su maestría en Arte en la Universidad Carnegie-Mellon de Pittsburgh, Estados Unidos, continuó desarrollando sus habilidades de tallado en madera.
De Estados Unidos, dio el salto a Tailandia, de allí a España y más tarde a Suiza, donde se encuentra residiendo en la actualidad. En cada uno de esos países Úrsula ha acumulado una cantidad de vivencias con las que ha enriquecido tanto su enfoque como su técnica.
Una de las características fundamentales del trabajo de Úrsula es que usa de forma exclusiva maderas de origen local, especialmente aquellas destinadas a convertirse en leña. Esto, además de tener una influencia directa sobre el tipo de esculturas a las que pueden dar forma sus manos, también nos habla de un fuerte compromiso con la sostenibilidad y la puesta en valor de una serie de materiales que, de otro modo, serían desechados.
El olivo, el quejigo y la encina son algunas de las maderas con las que Úrsula ha trabajado a lo largo de su trayectoria y que han aportado características únicas a sus creaciones. Unas piezas en las que utiliza acabados como tintas, pigmentos metálicos y pan de oro, elementos con los que consigue aportarles una estética distintiva que combina el aspecto rústico de la madera con detalles más refinados.
El suyo es un proceso creativo que se centra en obras de pequeño formato y grandes dosis de trabajo. Como la propia Úrsula comenta “mucha gente no es consciente de las horas de trabajo que hay detrás de cada obra. Existe la parte creativa y la parte práctica del objeto. Esto se hace más evidente cuando la escultura es de pequeño formato; trabajar en esa escala requiere más tiempo y hay que ser más cuidadoso al tallar”
“Transmitir belleza y emociones es lo que me gusta”, afirma. Quizá por eso su trabajo ha recibido múltiples reconocimientos a lo largo de los años. En 2021, dos de sus esculturas fueron finalistas en el II Premio Nacional de Escultura María Belén Morales de la Universidad de La Laguna. Además, ha sido seleccionada por la Michelangelo Foundation para formar parte de su red de artistas y artesanos europeos, destacando su relevancia en el panorama artístico contemporáneo.
Su participación en exposiciones colectivas e individuales ha sido constante, permitiéndole compartir su visión artística y conectar con una audiencia amplia. Entre sus exhibiciones se encuentran "Círculos Intemporales 2017-2021" y su participación en el "IV Mini Print International Cantabria".
Y es que la suya con la madera es una relación íntima en la que establece un diálogo que, como ella misma cuenta, “me permite crear una obra de arte que luego llenará la vida de otras personas”.
Actualmente, Úrsula compagina su faceta de profesora de Arts and crafts en CESCOLE (cercle scolaire de Colombier et environs) con el desarrollo de una nueva serie de piezas titulada Inside-Out, donde continúa explorando las posibilidades expresivas de la madera, profundizando en conceptos que reflejan la dualidad y la introspección, siempre manteniendo su enfoque en la sostenibilidad y la innovación artística.
Un camino, el de la trayectoria de Úrsula, en el que, en sus propias palabras, “no hay un manual de instrucciones ni reglas. No hay nada escrito. Hay que ser libre de expresar lo que se siente”. Eso sí, en este camino es fundamental “respetar y valorar el material y el mensaje”.
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