Quizá no sea el puente con mayor dificultad técnica, ni el más alto ni el más grande de todos los realizados por el equipo de Media Madera, pero es un proyecto singular que responde a una necesidad y que nos permite hablar de muchas más cosas. Ya verás.

Que hoy en día estemos recorriendo este puente sobre la Autovía A8 es posible gracias a una reivindicación vecinal que viene de lejos. Los vecinos y vecinas de Nuevos Roces han estado reclamando el poder tener una comunicación peatonal entre su barrio y el núcleo de la ciudad de Gijón desde hace tiempo. De hecho, este proyecto fue el más votado entre todos los que formaban parte de una encuesta en la que se consultaba al vecindario qué proyectos eran más necesarios para el barrio.

Quizá por eso Julio Vivas, Director Técnico de Media Madera, le tiene un cariño especial. Porque puentes de madera han hecho muchos. “Tenemos puentes en casi cualquier parte de la península. Tenemos puentes en Francia, en Portugal, en Sudamérica tenemos algunos…” comenta Julio. 

De entre todos esos puentes repartidos por seis países este de la Autovía A8 no es el que más les ha exigido a nivel técnico (las mayores luces de este proyecto están entre los 16 y los 17 metros, poca cosa para el equipo de Media Madera), aunque tiene sus particularidades.

El proyecto del puente de madera sobre la Autovía A8 en la fase inicial

El mayor reto que se encontraron los profesionales de Media Madera fue enfrentarse al diseño. Por una parte, porque debían resolver cómo salvar los 40 metros para pasar de un lado a otro de la Autovía. Por otro, porque para llegar a ese punto habría que superar un desnivel de 15 metros, el que existe entre un margen de la autovía y el otro.

Como nos cuenta Julio, “para salvar 15 metros de desnivel sin incumplir las condiciones de accesibilidad necesitamos una pendiente máxima del 6%”. Teniendo en cuenta esos requisitos, el resultado final es un recorrido de, nada más y nada menos, 300 metros. 

Y aquí aparecía el segundo reto a nivel de diseño: “cómo desarrollar esos 300 metros de una forma que quedase integrada, que quedase bien estéticamente y que fuese cómoda”, en palabras textuales de Julio.

Ahí el equipo de Media Madera lo tuvo claro desde el inicio. “Lo que se buscó es un recorrido que se integrase en este talud que hay en el borde de la Autovía. Se buscó un recorrido orgánico que recorriese suavemente las copas de los árboles desde la parte de abajo hasta la parte de arriba”. Pero había una dificultad añadida: al ser una pasarela tanto para uso peatonal como para ciclistas, tuvieron que desarrollar un recorrido suave y con curvas lo menos pronunciadas posible.

Colocación del vano central que discurre sobre la autovía A8

Pero este puente, además de para comunicar a las personas, en Media Madera también está sirviendo para realizar un estudio de las vibraciones y el comportamiento dinámico de este tipo de estructuras de madera.

Aquí os dejo con Julio y una breve explicación técnica sobre este tema:

Las normativas europeas recogen criterios que están relacionados con el confort, con la sensación que notamos cuando pasamos por la pasarela. Y las normativas actuales recogen unas condiciones mínimas que debe cumplir con respecto a las vibraciones. 

“Al caminar, estamos provocando cargas dinámicas. Una carga dinámica es una carga que se repite con una periodicidad de tiempo determinada y se mide en hercios. Los hercios son pasos por segundo. Unas frecuencias naturales que se deben evitar son las que están entre 2 y 4 hercios (entre 2 y 4 pasos por segundo). Esos pasos son los pasos que nosotros podemos producir sobre la pasarela cuando caminamos o cuando corremos. Todas las estructuras tienen frecuencias naturales. Las frecuencias naturales son un tipo de frecuencias que si las excitamos a la pasarela le gusta vivir con esa frecuencia.

Lo que se produce entonces es la resonancia. La frecuencia que le estamos induciendo a la pasarela se acopla con su frecuencia natural y se acelera. Y notamos las aceleraciones. Como las estructuras de madera son estructuras ligeras, son fáciles de acelerar con poco peso, uno de los retos y uno de los puntos que estamos investigando es cómo poder controlar estas vibraciones”.

Queda claro, ¿no? Pues los usos de este estudio de las vibraciones y el comportamiento dinámico que están monitorizando en Media Madera tiene muchas más utilidades, como la posibilidad de conocer cómo va envejeciendo la pasarela, el hecho de comprender las necesidades de mantenimiento o poder controlar si la capacidad portante de la estructura se mantiene o se ha reducido con el tiempo.

Julio Vivas, Director Técnico de Media Madera, en el puente sobre la autovía A8 durante la entrevista

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