Luthier, lutier, laudero o violero. De todas esas formas se denomina a los profesionales de la lutería. Y todos ellos se dedican a construir, restaurar, reparar y ajustar instrumentos de cuerda frotada y pulsada.
En España, la primera referencia al uso del término violero aparece en Zaragoza en 1473, aunque la historia que nos trae hoy aquí empezó mucho después, allá por los años 90, y a 170 kilómetros de distancia, en la ciudad riojana de Logroño.
Fue en ese momento y en ese lugar donde comenzó la relación de Daniel con la madera. La suya era una edad temprana (rondaba los 20 años) cuando empezó a mostrar un interés particular por la construcción de instrumentos musicales, lo que lo llevó a introducirse en este arte y a fabricar sus primeros instrumentos de manera totalmente autodidacta.
Sin embargo, no tardó demasiado tiempo en buscar una formación más formal que le permitiera profundizar sus conocimientos. Así, decidió estudiar en la escuela de luthería de Bilbao, ahora conocida como Bele.
Esta formación le brindó una base sólida en las técnicas tradicionales de la luthería, lo que le permitió, años después, abrir su propio taller en Logroño y, en la actualidad, ser docente en la Universidad popular de Logroño. Pero vamos por partes.
Desde los inicios de su trayectoria, Daniel ha ido desarrollando una conexión profunda con las técnicas tradicionales con la que trabaja la madera, especializándose en la construcción de instrumentos históricos de cuerda. Su enfoque no sólo se limita a la creación de piezas funcionales y con una estética impactante, sino que, por otro lado, su legado también tiene como base la preservación de las técnicas artesanales que se han utilizado durante siglos en la fabricación de instrumentos.
Conocido por su habilidad y pasión, la carrera de Daniel, que abarca más de dos décadas, ha sido un camino lleno de aprendizaje y dedicación. Violines, violas y todo tipo de instrumentos de la familia de las cuerdas frotadas y pulsadas han pasado por sus expertas y cuidadosas manos, y han sido trabajados siempre desde la máxima pasión por la música y un profundo respeto por la tradición.
Al fin y al cabo, muchos de estos instrumentos más que piezas musicales son objetos culturales que conectan el presente con el pasado, y su restauración requiere una comprensión profunda de la historia y la técnica original con la que fueron construidos para que puedan recuperar su sonido original y asegurar que puedan seguir siendo utilizados para interpretar música de manera auténtica.
A lo largo de su carrera, ha investigado y perfeccionado el uso de herramientas y materiales históricos, muchos de los cuales han sido olvidados o reemplazados por tecnologías modernas. Esta investigación lo ha llevado a descubrir el fascinante mundo de la labra de madera en verde, una técnica que se utiliza para fabricar objetos cotidianos como zuecos, gamellas, cucharas y recipientes.
La madera en verde, que se trabaja mientras aún conserva su humedad natural, requiere una habilidad y un entendimiento profundo del material, ya que este va cambiando de forma y tamaño a medida que se seca. Con trabajo y dedicación Daniel ha logrado dominar esta técnica, creando piezas que no sólo son útiles, sino que también muestran la belleza inherente de la madera natural.
Este enfoque tradicional no solo le ha permitido sobresalir en la creación de instrumentos, sino que también lo ha convertido en un referente en el campo de la artesanía en madera, valorado por su capacidad para combinar funcionalidad y estética de manera armoniosa, lo que le ha llevado, además, a su otra faceta: la docente.
Para Daniel, la docencia no solo es una forma de compartir sus conocimientos, sino también de preservar y revitalizar las técnicas tradicionales de trabajo en madera, asegurando que no se pierdan en el tiempo.
En la actualidad, imparte un curso de labra de madera en la Universidad Popular de Logroño en el que más de 40 alumnos aprenden a trabajar la madera utilizando herramientas tradicionales como hachas, cuchillos y piedras de afilar.
El curso tiene un enfoque práctico, y la madera utilizada proviene de la gestión del arbolado urbano de Logroño, lo que añade un componente sostenible a la enseñanza.
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