Los muebles de madera en exteriores requieren de un mantenimiento para hacer frente a los distintos agentes externos que puedan afectar a su conservación. Hoy te contamos los mejores trucos para disfrutar de tus muebles con el paso del tiempo.

Muebles de madera para exterior: qué tipo de madera escoger

Como hemos mencionado en artículos pasados, la madera de exterior, ya sea en mobiliario, estructuras o suelos, requiere de unos tratamientos y mantenimientos específicos. Y no solo eso, la elección del tipo de madera será fundamental para no llevarnos una sorpresa. 

Por ello, es importante escoger maderas duras que resistan bien al aire libre. Es el caso de la madera de teca, cuya durabilidad es muy alta y es una de las maderas más populares para muebles de exterior; pero debemos asegurarnos de que proceda de bosques gestionados de manera sostenible y que esté certificada. También podemos elegir el eucalipto para nuestros muebles de exterior debido a su densidad y resistencia a los hongos. Esta madera previamente tratada requerirá de un tratamiento anual pero nos asegurará una buena resistencia a la intemperie. Otra madera popular para muebles de exterior es el pino previamente tratado, cuyos muebles, de una apariencia más sencilla, podrán ser una muy buena elección para disfrutar de nuestros jardines y terrazas. 

Algunos sencillos consejos

Tanto el invierno como el verano son dos temporadas en las que nuestros muebles de exterior pueden sufrir alteraciones debido al sol, las lluvias o la humedad. Por lo tanto, es altamente recomendable llevar a cabo un tratamiento que proteja el mobiliario antes de que dé comienzo cada una de las épocas. Aunque como hemos mencionado hace un momento, todo dependerá del tipo de madera que escojamos. 

Algo que puede resultar obvio pero que muchas veces pasamos por alto, es la ubicación de nuestros muebles para protegerlos de los agentes externos. Es preferible que estén en zonas techadas, evitando goteras o zonas donde pueda acumularse el agua, y que los tapemos cuando no los vayamos a utilizar.  

Otro truco importante en el caso de sillas o mesas, es cubrir la base de las patas para evitar que estas absorban directamente la humedad del suelo. Para ello podemos utilizar tacos o protectores de metal, y así evitar el contacto directo con la tierra, y por lo tanto la aparición de posibles grietas.

Tres pasos indispensables

Al tratarse de un material vivo, debemos conocer sus necesidades y prevenir posibles situaciones que puedan hacer envejecer nuestros muebles de una manera poco deseable. De este modo, para darle resistencia, belleza y longevidad, podemos llevar a cabo los siguientes tres pasos: 

1.Limpia tus muebles

Antes de ponernos manos a la obra con productos de protección o mantenimiento, debemos limpiar nuestros muebles a fondo. Dependiendo del nivel de limpieza que estos requieran, utilizaremos simplemente una bayeta con agua tibia y jabón neutro; o bien limpiaremos a fondo con un cepillo de cerdas suaves. Muchas veces, debido a la humedad, podemos encontrar moho o líquenes que son difíciles de retirar únicamente con la bayeta y por lo tanto necesitaremos llevar a cabo un lijado suave del mueble. De lo contrario, si aplicamos cualquier barniz o aceite sin haberlos retirado, es posible que aparezcan más adelante. 


2.Protégelos

Con aceites

Para prevenir la aparición de insectos xilófagos y hongos, y para mantener una hidratación adecuada que evite grietas en la madera, podemos utilizar de manera periódica aceites y barnices. 

 Los aceites crearán una protección retiforme en la madera penetrando en la veta para mejorar la resistencia frente a los rayos del sol. Otro objetivo primordial de los protectores para poder conservar adecuadamente nuestros muebles en jardines o terrazas es ayudar a la madera a repeler el agua para evitar que esta se hinche, impermeabilizando nuestro mueble.

Recuerda que es importante que la superficie esté bien seca antes de aplicar cualquier protector, ya sea el comúnmente utilizado aceite de teca, muy nutritivo; o aceite de linaza, más económico. Podemos encontrar distintos aceites: naturales, que no alteraran el color de nuestro mueble; o coloreados para darle un matiz de color.


Con barniz

Otra opción para la protección de nuestros muebles es el uso de barnices. Estos no solo sellan e impermeabilizan la madera sino que aportan un acabado decorativo que puede resultar muy interesante. Se trata de un producto muy resistente para la conservación ya que su protección ante cualquier agresión exterior; ya sea el sol, los cambios de temperatura o la humedad, será muy duradera. 

Además, queremos incidir en el acabado decorativo que ofrece su aplicación; destacando la estética natural de la madera, con una apariencia tan vivaz como el primer día. De este modo, no solo estaremos protegiendo y previniendo la aparición de un posible deterioro del mueble, sino que el aspecto será impecable usando el tono y acabado que queramos. ¡Sin olvidar el secado tan rápido que ofrecen los barnices!

Con pintura

Aunque la pintura tapará el color de la madera natural, es una excelente opción para impermeabilizar nuestros muebles de exterior y protegerlos de los rayos del sol. Asimismo, nos permitirá personalizar nuestras sillas y mesas del color que más nos guste. Es importante preparar correctamente la superficie antes de pintarla: limpiar, lijar en caso de que sea necesario y dejar secar completamente. 

En cuanto a la elección del tipo de pintura, puedes escoger entre acrílica; es microporosa y permitirá a la madera respirar, ofrecerá una protección alta y es respetuosa con el medio ambiente. O bien pintura sintética, con una base de aceite, y un aspecto más brillante.

La regularidad es importante 

Disfrutar de nuestros muebles de exterior no requiere de un mantenimiento muy exigente pero sí regular. Para conservar tanto el color como la calidad de nuestras mesas o sillas de teca o eucalipto, es recomendable llevar a cabo un tratamiento según el tipo de exposición y duración de nuestros muebles. Si están poco expuestos o tienen menos de cinco años, los podemos pulir y pintar cada tres años; o si por lo contrario están muy expuestos a agentes externos como la lluvia, el sol o la humedad y tienen ya más de cinco años, podemos lijarlos y pintarlos cada dos años. ¡Así disfrutaremos de nuestro mueble de madera bien cuidado! 

 

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