Vamos a empezar con una advertencia: en este artículo se pueden entremezclar las opiniones y parecer que la de Silvia es la de Javier, y viceversa. Te aviso por si eres de esas personas que se marean con facilidad. Aunque voy a intentar marearte lo menos posible. Me refiero a quien escribe estas líneas, porque lo que dicen Javier y Silvia es de lo más interesante. Échale un vistazo a lo que viene abajo y lo entenderás mejor.
A Javier puede que lo recuerdes del documental y el artículo que hicimos sobre su proyecto, ilex Talla. A Silvia, otro tanto de lo mismo, pero sobre el suyo, Snail Deco. Y si no los habías visto, puede ser un buen aperitivo antes de leer la interesante charla que viene a continuación.
Empezamos, como no podía ser de otra forma, hablando de madera, la base del trabajo de Javier en la actualidad y un material que no es homogéneo, lo que lo convierte en todo un reto, ya que te obliga a “estar improvisando, hace que tengas que estar siempre innovando, no creas a esa monotonía”.
Silvia ahonda en la misma línea. Para ella la madera es “es algo muy especial porque significa que puedo dar rienda suelta a mi imaginación y a todas las ideas locas que que tengo”, pero no sólo eso, también tiene una parte de improvisación que comparte con Javier y que define, básicamente, como “probar cosas”.
Un material que a Silvia le abre un abanico infinito de posibilidades siempre que se sienta frente a una pieza de madera. Algo que para ella lo conecta directamente con la sostenibilidad. Porque la madera es “tan sostenible que tú puedes aprovecharla de muchas maneras. Incluso puedes hacer también cambios en la propia estructura de la madera” y variar su aspecto en función de los gustos del cliente o las necesidades del proyecto. ”hay gente que dice que le gustaría envejecerla un poco, que le gustaría aclararla” y el material va evolucionando. “Es un material tan versátil que puedes aprovecharlo de cualquier manera”, concluye Silvia.
Un aprovechamiento que podría ser infinito si el material está bien gestionado, como comenta Sanz. “Cualquier árbol en 100 años lo tienes. Entonces, cuando hablamos de especies que están desapareciendo pues es culpa nuestra, está claro. Podríamos seguir trabajando con ellas perfectamente porque es un material que se regenera solo”.
A la hora de seleccionar los materiales, en el taller de Silvia hay una máxima, “a la madera le va todo”, porque “la madera la puedes trabajar con muchísimos materiales”, algo que aplica cada vez que puede. Eso sí, ella tiene sus preferencias y especialmente me gusta el cobre. Me gusta mucho porque me da la sensación de que embellece, me gusta la estética” y siempre está pensando “sobre todo a nivel artístico” como incluir ese material.
Javier, por su formación como escultor, trabaja fundamentalmente con madera, aunque también lo hace “con piedra y con forja”. Sus intereses se encaminan más “a investigar sobre la propia madera y las distintas especies” y a probar a trabajar con cualquier madera que le cae en las manos que “meterme en otros materiales, aunque sí he hecho algunas cosillas. Tengo ahí algún proyecto de combinar el azabache, me gustaría trabajar con metales… pero bueno, mi base es la madera ahora mismo”.
Javier se define como artesano de la madera y, por su perfil profesional, suele trabajar en proyectos muy particulares, especiales, diferentes a lo habitual. Como él mismo afirma “no hay mucho público para lo mío, pero el mundo es muy grande”.
Aunque no todos los encargos se acaban concretando por temas de logística, por ejemplo, a Javier le gustaría que sus piezas aparecieran por todo el mundo. De hecho, ya ha recibido encargos “en Estados Unidos en Australia, algunas cosas en Sudamérica y también por Europa”, aunque no es su público habitual.” A la hora de recibir estos y otros encargos “una muy buena base para mí es internet”.
Para Silvia todo se suele reducir a un público mucho más cercano. Y es que “Snail empezó haciendo cosas para Snail” y a partir de ahí sus amigos les “empezaron a pedir cosas” y después los amigos de sus amigos y así sucesivamente. “Así es como nos suelen llegar los clientes”. Vamos, el boca a boca de toda la vida.
La talla de madera es uno de esos oficios que, aparentemente, están abocados a desaparecer. Como comenta él mismo, “si tu intentas hacer algo como se hacía antes, te obliga, por una parte, a seguir manteniendo la forma de trabajar, la herramienta, los materiales, todo. Si hemos perdido un poco el valor de ese tipo de productos y esa forma de elaboración, pues es difícil que se mantenga el oficio. La impresión que me da es que el público lo valora, lo que pasa es que si no tienen a quién recurrir para poder tener ese tipo de productos al final se acaba perdiendo”.
En esa misma línea, Silvia apela a las futuras generaciones, pero pone la exigencia sobre las actuales. “Pienso, por ejemplo, en mis hijos. Y pienso que deberíamos enseñarles también un poco a desarrollar creatividad. Se debería incentivar un poco más y se debería promover para que ellos también sepan respetar, y no solamente la madera en sí, sino el trabajo de la madera, el trabajo de un artesano, lo que cuesta hacer las cosas”.
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