Los korowai, también conocidos como kolufo, son un pueblo aborigen del sureste de Nueva Guinea Occidental formado por aproximadamente 3.000 personas cuya arquitectura es una de sus características más llamativas. Sus casas están construidas en las copas de los árboles a unos 40 metros de altura cumpliendo así varios objetivos como lograr protegerse de los depredadores o de las inundaciones, entre otras cosas.

Por su parte, los Corowai son un equipo de profesionales que toman su nombre de los korowai y que se dedican a desarrollar cabañas de madera para árboles en formato KIT. Sí, de ese modelo de cabaña en el árbol con la que casi todos hemos soñado (y que algunos incluso han construido) en nuestros primeros años de vida.

De la primera tribu ya conocemos más que suficiente. Para descubrir la historia de la segunda no tienes más que seguir leyendo a continuación de esta foto tan chula que te dejamos aquí debajo.

En el año 2014 Jorge todavía no era ni CEO ni Founder de Corowai, pero en aquella época lo que todavía aún no era un germen de la futura empresa empezó a brotar. El día y el lugar exactos fue cuando a un compañero de trabajo que no sabía cómo hacer una cabaña en un árbol no se le ocurrió mejor cosa que preguntarle a Jorge.

En ese momento fue cuando a Jorge se le encendió la bombilla. “Se me ocurrió que si esta persona quiere ayuda para fabricar una cabaña, quizás haya más personas que necesiten ayuda”. Y de ahí a montar Corowai, un paso. En 2023, 9 años después, acaban de enviar un modelo de cabaña de madera nada más y nada menos que a Suiza.

“Cabañas en los árboles hemos hecho muchos cuando somos críos, solo que yo he dejado de ser niño y he seguido haciéndolas”. Y cuando dice haciéndolas se refiere al diseño y construcción de cabañas de madera y, en los casos en los que el cliente lo requiere, también al montaje.

De hecho, cada uno se podría montar la suya, ya que “el cliente recibe absolutamente desmontado y por piezas. Tú sólo tienes que colocarlo, ir cogiendo cada pieza y seguir las instrucciones”. Pero, por si fuera poco, “tienen mi teléfono, entonces durante el montaje me llaman personalmente”. Porque quieren “seguir disfrutando. Y parte de seguir disfrutando es tener tiempo para cogerle a un cliente y dedicarle un rato a ver cómo la monta y demás”.

Detrás de este bonito y apasionante proyecto hay, además, una filosofía que tanto Jorge como su socio Luís siguen a rajatabla. Se trata de slow wood, un concepto que ellos mismos han acuñado. Una forma de ver la madera y la vida que Jorge explica así: “queremos dejar las prisas y a lo mejor ser un poco más pobres, pero tener más tiempo” porque les gusta “hacer cosas de madera, pero con tranquilidad, disfrutándolas, tocándolas” porque “el objetivo de Corowai no es convertirse en una empresa de producción. No es un concepto masivo y no queremos que lo sea”.

De hecho, es un concepto de construcción totalmente nuevo. Tan nuevo que ni siquiera existe un código que lo regule. Tan nuevo que, en palabras de Jorge, “esto es desarrollo de producto, es todo territorio desconocido, pero nosotros queremos hacerlo de manera que dormimos tranquilos todas las noches porque tenemos una estructura perfectamente confiable”.

Es por eso que tanto la madera para las cabañas como el resto de materiales son de calidades muy buenas, “de primerísima, queremos dormir tranquilos, no escatimamos. Fabricamos para condiciones extremas de lluvia. Somos de Vitoria, entonces fabricamos como para aquí, que son las peores condiciones de humedad”.

Para montar una de sus cabañas los pinos y los robles son los árboles más habituales, ya que se necesita un buen diámetro de tronco y cerca de tres metros libres de ramas desde el suelo. A pesar de eso, desde Corowai también ofrecen soluciones para clientes que disponen de otros tipos de árboles: “nosotros le decimos las secciones que tenemos y si quiere se las enviamos”.

Una parte fundamental del negocio, la de la venta y distribución, que, como en todo “hemos hecho ensayo y error”. Además, del medio digital, “lo que hicimos fue buscar especialistas en comercializar”, y llegar a acuerdos en los que “no nos importa ganar un poquito menos para que el distribuidor se lleve su parte”. Filosofía slow wood 100%.

En Corowai tienen claro quién es su público. “Nosotros queremos dirigirnos al apasionado de la naturaleza. O sea, al que quiere dormir en un árbol, pero sin muchas comodidades”. Y es que la experiencia es total. “A lo mejor pasas un poco de frío, a lo mejor te levantas y tienes que hacer un poco así porque te duele el riñón, pero te levantas en un árbol a la noche. Se mueve, hace ruido, de repente cruje…”, avisa Jorge.

Esas comodidades, para que te hagas una idea, son “similares a las de una tienda de campaña o una Volkswagen California”. De hecho, su modelo estándar es una cabaña para parejas (bueno, mejor dicho, para dos personas).

También las cabañas en los árboles para niños es un pilar importante en un proyecto que, como comenta Jorge lleno de orgullo “ya se ha convertido en una realidad”, y que, ahora que tienen clientes, le produce “a la vez que satisfacción” también “cierta preocupación por cumplir los objetivos”. ¿El fundamental? Que cada uno de los clientes “disfruten de la cabaña”.

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