Cuando Tamara Sepúlveda regresó en 2020 a Barcelona directa desde Tanzania, ni se imaginaba cuál sería su primer proyecto profesional. Ella, con una amplia experiencia en la restauración de muebles estilo boulle, iba a enfrentarse a una tarea totalmente diferente: diseñar, producir y montar todos los muebles de una nueva tienda de productos de proximidad en el Eixample. Ahí es nada. Tal como ella misma cuenta, ese primer proyecto comercial “fue bastante heavy porque no teníamos tanta experiencia”. 

Con la ayuda de un antiguo profesor del Centro de Investigación y Formación Ocupacional de Santa Coloma y la colaboración de otras profesionales, lograron sacar el proyecto adelante a pesar de los timings. Una experiencia que Tamara resume así: “fueron tiempos duros, pero de mucho aprendizaje, y valió la pena”.

A partir de ahí el trabajo empezó a fluir. Así como en Texas se dedicaba única y exclusivamente al boulle restaurando todo tipo de piezas, un piano, mesas grandes, pequeñas, relojes… en Barcelona amplió sus horizontes dirigiendo sus esfuerzos hacia la carpintería. De hecho, a día de hoy, en el taller la mayoría de los proyectos que entran son de carpintería a medida. “Nos llama gente que para un local necesita una mesa de trabajo, un mostrador o lo que sea. Es más este tipo de proyectos”, aunque no se cierran a nada porque “podríamos tomar diferentes caminos.”

Su proceso de trabajo no es sencillo, pero sí lógico. Comenzar por el comienzo e ir poco a poco, ese podría ser un buen resumen. Aunque en palabras de Tamara que da mucho más claro. “Antes de hacer cualquier cosa con la madera real, lo tenemos que dibujar y ver cómo quedaría. Porque luego, cuando estás haciendo cosas que no has modelado antes, te encuentras con detalles que dices “bueno, no contaba con esto ¿y ahora qué?” entonces es básico y muy importante haberlo modelado antes y saber exactamente cómo se va a ver cada cosa”.

Un proceso en el que, además de mucho cuidado y cariño, pone toda la pasión del mundo. Esa de quien sabe que los inicios son complicados, pero que vale la pena arriesgarse.