Las idílicas vallas de madera son una gran opción para delimitar ciertos espacios: son ecológicas, resistentes y fáciles de instalar. En el post de hoy te contamos los tipos de vallas que existen y los mejores materiales para vallas.

Las vallas de madera decoran, delimitan y protegen espacios, además de aportar un punto de estilo a los jardines. Vamos a hablar de las claves a tener en cuenta antes de comprar una valla, como pueden ser el tipo de madera, las dimensiones, los requisitos de instalación y la certificación forestal o FSC.


¿Para qué sirven las vallas de madera?


Como todos sabemos, las vallas de madera son un grupo de listones de madera unidos para formar un cerco alrededor de un espacio. Sirven para delimitar ese espacio, como todos sabemos; ya sea un terreno, un jardín o incluso una piscina. 


Pero también tiene otros usos como para decorar o proteger elementos como las plantas, o para tener un poco de privacidad e incluso cortar el paso de niños o mascotas ante el acceso a posibles peligros.

¿Qué tipos de madera son los comunes en las vallas de madera?


La mayoría de las vallas son de madera de pino: una madera blanda y resistente; aunque hay calidades dentro de este tipo y algunas son más fuertes y duraderas que otras. Hay quienes prefieren vallas con madera tropical, de roble o de caoba, pero las más comunes son las de pino, con ventajas como:


  • Fáciles de conseguir: El pino es uno de los árboles más accesibles y fáciles de conseguir en España. Es una madera natural y resistente que ofrece grandes posibilidades.


  • Fácil de trabajar: El pino es muy fácil de trabajar. Es una madera blanda que permite clavar tornillos o clavos y se puede trabajar con máquinas fácilmente: cortarla, pegarla...



  • Fácil tratamiento y mantenimiento: Es una madera muy agradecida y receptiva a tratamientos contra insectos y hongos por ejemplo.

Tipos de vallas de madera


El uso que se vaya a dar a la valla, así como la zona y el presupuesto suelen determinar el mejor tipo de vallado para cada proyecto.


Los tipos pueden dividirse en:

Vallas tejanas


Son las típicas vallas que encontrarás en parques y senderos. Están construidas por pilares y travesaños de postes de madera.


Post and rail


Se diferencian de las anteriores en que tanto los postes como los travesaños son de madera aserrada. Son las típicas vallas usadas para cercar al ganado.

Vallado ganadero


¿Sabías que este tipo de valla también se llama vallado cinegético? Se usa en cotos de caza y combina postes de madera y tela metálica. La valla ganadera es un vallado idóneo cuando se quiere limitar el paso de personas y animales. Su coste es bajo y la integración paisajística es muy conveniente. 


Vallas de paneles


Suelen servir para limitar parques infantiles, piscinas y parcelas. Un ejemplo típico es el de los parques infantiles.


Otros vallados 


Los cerramientos de cuerda con pilares de madera, las empalizadas de madera de castaño o los bolardos de madera que limitan el paso a vehículos… Existen muchísimos otros tipos de vallas de madera que nos rodean en nuestro día a día.

Cómo cuidar las vallas de madera


Tenemos que decirte que la solución es el barniz. ¿Nada nuevo? No es ninguna novedad, es cierto. En este caso queremos explicarte que la clave no consiste en dar brillo o gran presencia a la madera, sino que consiste en protegerla de agresiones como la lluvia o el sol. Los rayos son los responsables de que se degrade la lignina de la madera. Esto hace que la madera se agriete y deje que penetre en ella la humedad, y por consiguiente se pudra o que intervengan los hongos o insectos. 

Puedes comprar un barniz especial para proteger la madera de exterior pero también usar aceites naturales como el de teca y el de linaza un mínimo de una vez al año. Las maderas más duraderas y que mejor aceptan los tratamientos de aceite o barniz son las maderas de iroko, teca, guayacán, ukola o palo de hierro. También las de cedro, roble, caoba o castaño.

Como se puede observar, muchas de ellas son maderas tropicales, las cuales te recomendamos adquirir con su correspondiente certificado FSC, de madera extraída en explotaciones y bosques sostenibles. Si bien es cierto que este tipo de maderas son más resistentes, no significa que sean eternas, y deben cuidarse del mismo modo que el resto.


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